Paso gran parte del tiempo en mi taller, modelando en barro lo que quisiera decir con palabras. Me construyo sueños, imagino que puedo volar sin que me miren y regresar intacta a mi estudio… a mi capullo.
Las piezas de esta muestra representan, en gran medida, la necesidad que tengo –que tenemos− de contar con un espacio que nos permita meditar, que nos brinde amparo, uno en el que podamos transformarnos. Un espacio al que nadie más pueda acceder. Tal vez uno que esté suspendido, como un castillo en el aire.